La campaña presidencial de nuestro país se desarrolla de una forma peculiar, no podíamos esperar menos de una nación donde lo cotidiano es extraordinario, a diferencia de lo que generalmente debería rezar esta frase.
Por un lado, uno de los candidatos se dispone a recorrer todo el país: enérgico, con muchas expectativas nuevas, generando a su paso una ola de comentarios positivos y siendo atacado por radicales que dejan muy mal visto la posición que defienden. Por otra parte, un candidato visiblemente afectado por una “lesión”, ofreciendo sus alocuciones desde Cuba (el país tropical donde “por ahora” funciona el despacho presidencial de Venezuela), generando confusión en todos los venezolanos sobre su destino; ¿podrá o no asumir una campaña presidencial con su condición física actual?
Haciéndome eco de una frase común entre los conspiradores de oficio, “aquí entre tu y yo” noto un poco fuera de foco al bando oficialista en esta campaña. Por primera vez se enfrentan a un candidato que no conoce la derrota, con una amplia trayectoria política que usa como su carta de presentación, pero sobre todas las cosas, es la primera vez que se enfrentan a un candidato que no le sigue el juego a la confrontación y eso deja sin efecto la que hasta ahora había sido su técnica ganadora. En palabras del propio presidente, los obliga a “repensar la agenda”.
La maquinaria de medios oficiales hace su trabajo colocando a muchos escritores y conductores de programas a desvirtuar la campaña de Henrique Capriles, desafortunadamente para ellos, no obtienen respuesta de ese tipo en el otro bando y eso los desconcentra, les mueve la base sólida donde siempre habían pisado.
Nicmer Evans en su más reciente artículo (Capriles “el bueno”, Briquet “el malo” y el pueblo (creen ellos) “el pendejo”. Publicado en http://evansnicmer.blogspot.com) cierra con una frase muy poderosa: “la mentira, como soporte permanente de una estructura de campaña, se ha demostrado en el tiempo, tiene muy poco futuro”. Coincido plenamente con esto, pero creo que el autor se equivoca en el destinatario. Debería enviar este mensaje a los estrategas de la campaña oficialista, quienes pretenden seguir mintiendo luego de 13 años de continuos fracasos. Estrategas que juegan a vender una gestión que no existe, a ofrecer más sueños y promesas incumplibles cuando no han hecho realidad ni la más sencilla de las ofertas con las que llegaron al poder.
Aquí entre tu y yo, Nicmer, si a la mentira como soporte le vaticinas muy poco futuro, creo que entendiste el sentir de los millones de venezolanos que nos expresamos el 12 de febrero apostando por un cambio, y entenderás cuando este 7 de octubre una nueva cara asuma el reto de darle a nuestro país un futuro más digno y que sea realmente para todos por igual.
RBR
Por un lado, uno de los candidatos se dispone a recorrer todo el país: enérgico, con muchas expectativas nuevas, generando a su paso una ola de comentarios positivos y siendo atacado por radicales que dejan muy mal visto la posición que defienden. Por otra parte, un candidato visiblemente afectado por una “lesión”, ofreciendo sus alocuciones desde Cuba (el país tropical donde “por ahora” funciona el despacho presidencial de Venezuela), generando confusión en todos los venezolanos sobre su destino; ¿podrá o no asumir una campaña presidencial con su condición física actual?
Haciéndome eco de una frase común entre los conspiradores de oficio, “aquí entre tu y yo” noto un poco fuera de foco al bando oficialista en esta campaña. Por primera vez se enfrentan a un candidato que no conoce la derrota, con una amplia trayectoria política que usa como su carta de presentación, pero sobre todas las cosas, es la primera vez que se enfrentan a un candidato que no le sigue el juego a la confrontación y eso deja sin efecto la que hasta ahora había sido su técnica ganadora. En palabras del propio presidente, los obliga a “repensar la agenda”.
La maquinaria de medios oficiales hace su trabajo colocando a muchos escritores y conductores de programas a desvirtuar la campaña de Henrique Capriles, desafortunadamente para ellos, no obtienen respuesta de ese tipo en el otro bando y eso los desconcentra, les mueve la base sólida donde siempre habían pisado.
Nicmer Evans en su más reciente artículo (Capriles “el bueno”, Briquet “el malo” y el pueblo (creen ellos) “el pendejo”. Publicado en http://evansnicmer.blogspot.com) cierra con una frase muy poderosa: “la mentira, como soporte permanente de una estructura de campaña, se ha demostrado en el tiempo, tiene muy poco futuro”. Coincido plenamente con esto, pero creo que el autor se equivoca en el destinatario. Debería enviar este mensaje a los estrategas de la campaña oficialista, quienes pretenden seguir mintiendo luego de 13 años de continuos fracasos. Estrategas que juegan a vender una gestión que no existe, a ofrecer más sueños y promesas incumplibles cuando no han hecho realidad ni la más sencilla de las ofertas con las que llegaron al poder.
Aquí entre tu y yo, Nicmer, si a la mentira como soporte le vaticinas muy poco futuro, creo que entendiste el sentir de los millones de venezolanos que nos expresamos el 12 de febrero apostando por un cambio, y entenderás cuando este 7 de octubre una nueva cara asuma el reto de darle a nuestro país un futuro más digno y que sea realmente para todos por igual.
RBR
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