martes, 11 de mayo de 2010

De los que se van y del compromiso de los que quedamos


Son muchos los venezolanos que a diario toman la difícil decisión de probar suerte fuera de nuestro territorio, pero lo que más me impacta es la cantidad de jóvenes que forman parte de este grupo. 


Inicio este artículo aclarando que no juzgo a ninguna persona que decida irse de Venezuela y que estas líneas están motivadas en la despedida de una gran amiga, quien al irse me dijo: "trabajen mucho para que pueda volver" y de otro gran amigo cuyo nivel profesional envidio vaya a ser utilizado por otro país. A diferencia de muchos, hay jóvenes que se van sin poder evitar la sensación indescriptible de mirar atrás, esos sentimientos encontrados que te dicen: allá tendrás un mejor futuro y de otros muy fuertes que responden que debes quedarte a trabajar por el futuro de muchos más. 

Al vivir en un país donde la juventud no piensa en echar raíces puedes estar seguro que algo está mal, de hecho, muy mal. Y cuando juzgas a una persona por intentar buscar un futuro mejor en otras latitudes, definitivamente eres egoísta. Ese es el gran dilema de los que se despiden y de aquellos que a diario despedimos a seres queridos. Estamos frente a una fuga de personas sumamente valiosas que ponen a disposición de otros países toda esa fuerza de trabajo que acá no es bien recibida. 

Recuerdo que cuando me inicié en la política una de mis principales motivación era hacer que los jóvenes nos quedáramos echándole piernas a este país, era convencer a muchos amigos y conocidos que la salida la debíamos buscar en conjunto y que definitivamente no era Maiquetía. Hoy les confieso que esa motivación está más vigente que nunca, porque entiendo que una generación tan valiosa como la nuestra debería tener un espacio donde se le permita soñar y construir sin límites, pero ese espacio debe ser dentro de nuestras fronteras. A muchos nos ha tocado ir a una de esas reuniones donde despedimos a nuestros amigos que se van del país y nos hemos visto envueltos en esa mezcla de sentimientos que se respiran en ese ambiente: unos que dicen “por eso estamos como estamos, porque los jóvenes se están yendo”; otros se ven tentados por la idea y hacen comentarios como “déjame ver si me decido, capaz este año me vaya yo también”; y otros más que repetimos hasta el cansancio “yo me quedo y si salgo es sólo para estudiar y vuelvo”. 

Cualquiera sea el grupo en el que te hayas identificado, tenemos una misión como generación: aquellos que se van deben prepararse y aprender mucho porque los necesitaremos de vuelta con todos esos conocimientos para ponerlos a la orden de todos los venezolanos y los que nos quedamos debemos asumir el compromiso infinito de trabajar sin descanso para que vuelvan a un país de progreso y bienestar. ¡Los esperamos!

RBR

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Rafael, muy bueno tu post aunque para mí este es un tema bastante delicado. Yo estoy fuera de Venezuela aunque en principio también me sacaron contra mi voluntad y con la idea de que tal vez volveríamos, pero lo cierto es que una vez que uno vive fuera, por mucha roncha que pase porque esto de ser inmigrante no es nada fácil, uno descubre nuevos horizontes, nuevas oportunidades, nuevas culturas y muchos nos damos cuenta de que ahora la decisión de estar fuera es voluntaria y de que no deseamos volver. Claro que ese pensamiento está basado en la situación actual del país pero si te soy sincera yo creo que aunque todo mejorase, yo no volvería. Es difícil emitir un juicio acertado y sólo puedo hablar hipotéticamente, pero algo me dice que la calidad de vida que he encontrado fuera no la tendré jamás allá; por mucho que cambien los gobernantes y por mucho que levante el país, lo cual no quita que a uno le quede la esperanza y la fe en que sí se pueda hacer.

Te admiro por tu temple y por tu decisión de permanecer allí con tantas ganas de lucha!!

Jordy Enrique Moncada dijo...

como siempre muy acertado tu artículo Rafa. No hay que juzgar a quien busca quedarse en otro país, debemos generar con nuestro trabajo las condiciones necesarias para que todos los que salgan sepan que volver no es nada descabellado, sino que en su país pueden tener mucho de eso que se van a buscar a otro país.

Estar en otro país es una mezcla de sensaciones, pero en mi caso, me desvela nuestra suerte y por eso vuelvo y siempre volveré.

En dos meses ya estaré en CCS a la orden para ayudar.

Valoro tu ánimo, constancia y esfuerzo, así como el de muchos más que se que también enfrentan el día a día con esa actitud.

Un abrazo

Rafael Bello dijo...

Hola "todoloquemepasa", definitivamente es un tema complejo y delicado, por eso traté de abordarlo previendo cualquier tipo de reacciones. Coincido en lo que comentas, tengo varios amigos y familiares que están fuera y cuando tengo el gusto de visitarlos sus argumentos son parecido a los tuyos. Lo cierto es que a mi me queda la esperanza de seguir trabajando acá para poder brindarle a quienes nos quedemos y quienes se han ido, la oportunidad de estar en una Venezuela de progreso.

Créeme, no es fácil. Por alguna razón todos los días despierto con más ánimo de salir adelante, pero me acuesto con el amargo sabor de una derrota o de una victoria que viene a cuentagotas.

Saludos

Rafael Bello dijo...

Jordy, muchas gracias por tu comentario mi pana. En definitiva esa es la tarea, generar las condiciones para que la gente no se vea tentada a salir y para que aquellos que ya lo hicieron, al menos consideren entre sus opciones, volver. Te esperamos, porque sabemos que vienes cargados de nuevos y necesarios conocimientos, que tienes ideas que juntos sacaremos adelante.

Un fuerte abrazo.