miércoles, 7 de abril de 2010

Un judas que se quema y un Jesús que resucita

El pasado domingo tuve la oportunidad de asistir a la comunidad de El Pedregal en Chacao, donde un grupo de amigos y yo compartimos con los vecinos la tradición de "la quema de judas" y posteriormente a eso, asistimos a la misa del "domingo de resurrección". Estos eventos me han invitado a la reflexión que ahora les presento. 


En primer lugar la quema de judas significa, desde mi punto de vista, una manera impactante de mostrar públicamente un rechazo: hacia alguna persona, una situación, alguna actitud o por qué no, hacia alguna persona con una actitud específica en una situación determinada. Cuando un judas es quemado, los que lo queman intentan decirnos algo más, algo que trasciende el show y la fiesta, intentan decirnos que es hora de cambiar ese cartucho quemado y reemplazarlo por uno nuevo y eficiente, intentan decirnos que es hora de aprender de los errores y trabajar por rectificarlos, intentan decirnos que vivimos a diario con millones de judas a nuestro lado y no tenemos la valentía de desecharlos o exigirles a aquellos que no son desechables, que ya es tiempo de cambiar. ¿Nos habremos acostumbrado a vivir con judas? Ojalá no sea así. 

Por otro lado, en la misa del domingo de resurrección observamos otro ambiente, uno de festividad pasiva donde los que asistimos intentamos comprender ese hecho inexplicable para muchos, pero tan tangible a la vez. La resurrección. ¿Y es que acaso no hemos visto esfumarse nuestras esperanzas cuando nuestro equipo pierde 3 a 0 en el 9no inning y repentinamente la sentimos reavivada cuando se produce un cuadrangular con las bases llenas? Así es la fe que nos permite creer en la resurrección de Jesús, es como un Grand Slam cuando creíamos haber perdido el juego. 

Al culminar la jornada entendí que las tradiciones son sabias y por eso, por cada judas que se quema hay un Jesús que resucita. Quememos entonces la apatía y que resucite la participación; quememos la ignorancia y que resucite la preparación; quememos la pobreza y que resucite el progreso; quememos los cogollos y que resucite la democracia; quememos nuestras diferencias y resucitemos nuestros puntos de encuentro; quememos el caudillismo y resucitemos el liderazgo colectivo; quememos la intolerancia y que resuciten el diálogo y la tolerancia; quememos la Venezuela del mediocre "por eso estamos como estamos" y hagamos juntos que renazca la Venezuela en la que soñamos vivir. 

Los invito a quemar sus "judas" y resucitar tantos "Jesús" como sean necesarios.

RBR.

4 comentarios:

Jordy Enrique Moncada dijo...

Gran conclusión rafa, muy buena reflexión, te acompaño en tu lucha que en definitiva es nuestra lucha.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Como en todos tus posts me encanta las analogías que haces y como consigues siempre relacionar cosas de la vida cotidiana con la vida política q queramos o no se plantea actualmente como trasfondo en Venezuela. No es que me guste cómo todo lo llevas de un u otro modo a lo político, sino cómo consigues plasmar tus ideas de forma tal q podamos entenderlas con ejemplo y de cierta manera recuperar la fe o la esperanza en la lucha y en el cambio. Sólo la humilde opinión de una de tus lectoras. Muy buen post; justo apenas ahora estaba pensando cómo nunca en mi vida fui a una quema de Judas... con lo folklóricas q son!!

Rafael Bello dijo...

Jordy, un millón de gracias mi pana, definitivamente es así, esta es nuestra lucha.

Un abrazo, esperamos tenerte de regreso muy pronto.

Rafael Bello dijo...

Todoloquemepasa, muchas gracias por tu comentario. Y bueno, en primer lugar, todavía estás a tiempo de vivir una quema de judas, son tremenda experiencia y con respecto a lo que opinas del post, muchas gracias, siempre intento buscar transmitir mi mensaje con ejemplos que nos permitan a todos la comprensión de cierta situación. Un abrazo y sigue visitando el blog y comentando, que siempre estaré atento respondiendo. Saludos.