Comienzan las fiestas religiosas más importantes para la comunidad Católica y con ella se han desencadenado una serie de eventos que me llaman poderosamente la atención. En primer lugar, el conocido dirigente político zuliano, Oswaldo Álvarez Paz, fue detenido por “Delito de Opinión”, el más reciente invento del régimen para intentar acallar las voces de la disidencia, dejando claro y a la vista de todos su verdadero talante democrático.
Posteriormente a esto, se produjo un anuncio presidencial que permite leer entre líneas que el bajón en las encuestas y alto rechazo a la forma en cómo se han ido tratando los temas de principal interés, o debiera decir, preocupación a nivel nacional (colapso eléctrico, electricidad, desempleo) le han sugerido al presidente apostar a su ya desgastado “As bajo la manga”: el populismo. Es de esta forma como se decretan los días lunes, martes y miércoles de la próxima semana, como días de fiesta nacional. Una estrategia que se intenta encubrir en la necesidad de reducir el consumo energético, pero que bien sabemos persigue otros fines.
Finalmente, detienen a Guillermo Zuloaga, por nuevo delito de moda, basándose en unas declaraciones dadas en Aruba mientras se celebraba una de las conferencias anuales de la SIP y en donde relató su punto de vista sobre los lamentables sucesos del 11 de abril. Una excusa usada hasta el cansancio para inculpara a aquellas personas que le resultan “molestas” al líder máximo de la revolución bolivariana.
Sin ser éstos ciudadanos, personas que conozca personalmente o con las que tenga alguna afinidad, me solidarizo enormemente con su causa, porque semanalmente utilizo este espacio para expresar mi libre derecho a opinar y no pienso dejar de hacerlo porque nos quieran infundir miedo. Esta semana no será, precisamente, una Semana Santa para el gobierno nacional, aprovecharán como siempre que la gran mayoría de los venezolanos se encontrarán disfrutando del asueto para hacer de las suyas y radicalizar el aparato represivo contra los que pensamos diferente en un acto de una innegable cobardía.
Ya que en Venezuela, opinar y hacer pública tu opinión se ha convertido en un delito, pongo mi nombre a la orden de los organismos del estado, porque este servidor, continuará sábado a sábado y sin temor alguno, emitiendo su opinión.
Les deseo unas felices fiestas cargadas de mucha reflexión y paz. Solidaridad con los que hoy son culpados por opinar.
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