jueves, 13 de marzo de 2014

EN PETARE TAMBIÉN SE SUEÑA

Historia contada por Emilie Candiales, estudiante de un colegio privado de Caracas, y escrita por María Gabriela Rodríguez, licenciada en Comunicación Social.


EN PETARE TAMBIÉN SE SUEÑA

- LA HISTORIA DE THAYLOR -

El 25 de febrero de 2014 el Ministro de Educación de Venezuela, Héctor Rodríguez, dijo que "los planes para erradicar la pobreza en el país no deben tener como objetivo sacar a la gente de la pobreza para llevarlas a la clase media, para que después aspiraran a ser escuálidos."

Yeiker Guerra, estudiante y residente de Petare fue entrevistado por CNNEE el día 28 de febrero y le preguntó al Ministro si le estaba diciendo que no podía soñar, que él también, en el barrio, en la zona popular, tiene sueños y puede algún día llegar a ser un Ministro.

Como Yeiker, en Venezuela hay muchos que consideran que llegar lejos no se consigue por la ausencia de problemas, sino por saber superarlos. Muchos son los que no se conforman con algo menor a lo que saben que pueden conseguir y van más allá, sueñan y viven en búsqueda de la mejor versión de sí mismos.

Cerca del sector La Bombilla, en José Felix Rivas en Petare, vive Thaylor Aguilera, un chamo que vio en el béisbol una oportunidad, trabajó y se dedicó para convertir un sueño y un deseo de triunfar en su pasión: Irse a estudiar becado a los Estados Unidos para emprender una mejor vida para él y toda su familia.

 “Descubrí de pequeño mi pasión por el béisbol”

Thaylor se graduó del liceo de segundo de la promoción, no presentó para ninguna universidad porque su meta estaba clara, jugar béisbol y conseguir a través de eso una beca para ir a estudiar al exterior.

“Mi sueño era cada vez más inalcanzable. Cuando juegas béisbol y ya tienes más de 16 años en Venezuela te consideran un pelotero viejo”

 Jugó hasta los 18 años con la escuela de béisbol menor de Los Leones del Caracas, durante este tiempo le ofrecieron la oportunidad de participar en un try out (prueba que hacen equipos profesionales para seleccionar jugadores) de becas a Estados Unidos, pero no quedó, cosa que agradece porque resultó siendo una estafa. Luego tuvo la oportunidad de ir a Valencia y tratar con Detroit,  a pesar de que el equipo quedó contento, no lo aceptaron porque "ya tenían el lineup full".

 “Yo me decepcioné mucho y dejé de entrenar por tres meses”

Durante ese tiempo, Thaylor supo de un try out en la Universidad Metropolitana organizado por un grupo de profesionales interesados en ayudar a atletas venezolanos a estudiar en Estados Unidos que estaban dando cinco becas, se inscribió y compitió con más de 60 personas, ganándose el primer cupo.  Tenía cuatro meses para prepararse y aprender algo de inglés para presentar el TOEFL (examen que mide fluidez y conocimiento en el idioma inglés), pero resultó siendo poco tiempo ya que no sabía ni una palabra de este idioma.

Maridoug, profesora y parte del grupo de profesionales que daban las becas, se inventó un plan para que Thaylor aprendiera lo esencial para presentar el examen: leer, ver videos, hacer traducciones y al mismo tiempo seguir entrenando. “Se me complicaba porque no tenía Internet en mi casa, así que tenía que aprovechar el Internet de las clases para descargar todo y adelantar”.

El examen que Thaylor tenía que presentar tiene un costo de 220$, dinero que su familia no tenía, pero con ayuda lograron comprar los dólares en efectivo y dárselos a la persona que ofreció pagarlo.

“Cuando el College me aceptó y todo comenzaba a tomar forma, se empezó a complicar porque teníamos que demostrar que teníamos un estado de cuenta de 20.000 $, y obviamente no lo teníamos, entonces mi papá pidió un préstamo, algunos familiares aportaron lo que podían, vendimos unos teléfonos y se llegó”

El sueño de Thaylor sólo traía gastos para su familia. Comenzó a dar clases de matemática para ahorrar un dinerito pero duraron poco debido a que el tiempo no le alcanzaba. “No tienes idea de todo lo que hizo mi familia para que yo estuviera aquí, contarte no es sencillo y tiene muchas historias de por medio. Ya cerca del viaje, todo fue rápido y nuevo para mí ya que nunca me había montado en un avión, ni tampoco había viajado a ningún país, no tenía idea de qué hacer.”

 ¿Regresarías a Venezuela?

-  Sí regresaría a Venezuela porque estoy orgulloso de haber nacido en el país más lindo del mundo, no me quejo de haberme criado en un lugar pobre donde fácilmente pude haberme convertido en un malandro, al contrario siempre le agradezco a Dios por la familia que me dio y por haberme dado la oportunidad de ver y aprender que en un barrio puedes soñar, puedes pensar en ser alguien importante, puedes aprender lo que es valorar lo que tienes, ser agradecido, humilde, aprender a tomar buenas decisiones dentro de un ambiente que te invita constantemente al fracaso.

 ¿Cómo te sientes estando en otro país?

- Estar en otro país no es fácil y mucho menos cuando estás lejos de tu familia, pero cada vez que pienso en las veces que tuve que voltear para un lado para no ver un malandro muerto al frente de mi casa, las veces que tuve miedo porque no podía llegar después de cierta hora porque algo me podía pasar. Me impulsa a lograr mis sueños y ser la llave que le abra las puertas a mi familia para un mejor futuro, aunque tenga que pasar mucho tiempo intentándolo sé que granito a granito voy a lograrlo, ese es mi objetivo y por ello trabajo todos los días, y aunque vivir en un barrio limita tus posibilidades de lograr grandes cosas, todo depende de ti, quién eres, de dónde vienes, y a dónde quieres llegar.

Mi motor más grande e impulso se llaman papá, mamá y hermano

Este chamo de Petare se empeñó en convertir cada uno de sus pasos en un camino hacia el éxito con constancia y esfuerzo. Emilie, compañera de las clases de inglés de Thaylor, cuenta que días antes de irse lo vio aterrado, pero con una expresión que nunca olvidará y mucho menos las palabras que le dijo “Si yo pude, tú puedes”; dice que esto le dio una lección, que a veces los que tienen más facilidad para lograr sus metas no lo valoran y se rinden en el camino por pequeños obstáculos y él le demostró que si se quiere, se puede y que es ahora o nunca.

Gracias a varias personas, entre ellas la profesora Maridoug Cividanes que le dio todas las herramientas para aprender el idioma, lo incentivó y apoyó y a sus familiares y amigos que creyeron en él, hoy Thaylor está estudiando Ingeniería en Nueva York, conociendo lo que es vivir en paz, sin violencia e inseguridad, en un país donde la escasez no existe y donde la gente sonríe. “Esto no tiene precio, Emilie”. Él demostró que estudiando, arriesgando y soñando la gente se supera.

En Petare y en todos los rincones del país también se sueña, debemos convertir esos sueños en realidad, salir a buscarlos, luchar por ellos. No debemos quedarnos encerrados esperando que las cosas nos lleguen, ni rendirnos en el camino, por difícil que sea.

Vivamos con ilusión, tengamos buena actitud, aprendamos a valorar y a agradecer las oportunidades que se nos presentan, no nos conformemos con algo menor a lo que sabemos que podemos conseguir.

“Un barrio no puede ni debe limitar tus sueños de ser alguien en la vida y cambiar tu destino” Thaylor Aguilera.


@mgrodri
@emiecb

martes, 4 de marzo de 2014

Esto a lo que hemos llamado #LaSalida

La Salida es la consigna que despertó en un gran grupo de venezolanos la esperanza de ver, más temprano que tarde, el derrumbe de un régimen que ya tiene 15 años en el poder. Un sueño que parece cada vez más cerca para algunos y a la vez muy lejos para otros. 

La convocatoria hecha por Leopoldo López, María Corina Machado y Antonio Ledezma tiene al país paralizado entre protestas y crueles represiones. Ya son más de 20 días continuos en donde la calle se ha convertido en el terreno en el que la sociedad civil y la GNB (con apoyo de algunos grupos armados) se encuentran diariamente en una batalla que hasta la fecha tiene un saldo de 18 muertos y cientos de personas detenidas y torturadas injustamente. 

Hoy la cosa es aún más complicada que en cualquier intento previo de "rebelión" contra el gobierno. A diferencia de mi generación, los estudiantes de hoy no cuentan con acceso a los medios de comunicación; esa estrategia sostenida de amordazar a la disidencia (RCTV, Globovisión), hoy rinde sus frutos con un desbalance informativo que resulta perverso. Es cierto que tenemos las redes sociales y que eso nos ha permitido que el mundo voltee a ratos su mirada a Venezuela, pero también hemos sido muy irresponsables en el uso de estas herramientas, posteando información no confirmada en muchos casos. Lo cierto es que al no tener un espacio común de comunicación, también hemos perdido el paraguas donde los diferentes voceros podíamos alinear mensajes y diferencias. Hoy cada uno dice lo que quiere y siente, muchas veces sin entender que el colectivo necesita un mensaje único e indivisible que encauce esta ola de protestas.

La Salida, temo decirlo en estos momentos, no está tan cerca como quisiéramos. Hay cosas que hemos hecho mal y que resulta imperativo corregir a la brevedad posible, porque no podemos darnos el lujo de perder esta reacción maravillosa que está teniendo nuestra gente. Empiezo por listar algunas acciones:

1. Una agenda compartida: aunque muchos voceros han sacado a la luz una serie de planteamientos muy válidos y firmes hacia el gobierno, seguimos arrastrando nuestro peor mal como oposición: no tenemos un liderazgo claro y unido, sino que nos sobran líderes buscando capitalizar el protagonismo del momento. La exigencia es clara: Una sola agenda.

2. Ampliar el mensaje: quien pretenda vendernos que luchamos sólo por la liberación de Leopoldo, está equivocado. El mensaje debe ser amplio para que sean muchos los que se sumen: liberación de todos los presos y perseguidos políticos, lucha contra el alto costo de la vida, la escasez, la inseguridad. Todo esto se resume en un deterioro de las condiciones democráticas del país y la ineficiencia de este régimen para hacerle frente.

3. Sumar a más sectores de la sociedad: este es el momento preciso para sumar. Ya hemos comprobado en reiteradas ocasiones que ni por la vía de la "resistencia", ni por la electoral somos suficientes. Hemos crecido mucho, pero nos falta convencer a muchas personas más para que la balanza se incline a nuestro favor. En ese sentido, toda consigna que resulte ofensiva a quien piense distinto nos estaría alejando del objetivo. Debemos organizarnos y preparar asambleas (no mítines políticos, la gente necesita ser escuchada) en los sectores populares y sumarlos a esta lucha que es por una serie del problemas compartidos y no sólo por un cambio de gobierno.

4. Elegir las peleas internas: pasarse horas peleando por un cambio de slogan sólo deja en evidencia las profundas diferencias que tenemos. Es importante que sepamos elegir las peleas que daremos a lo interno, del resto a todos nos tocará pasar algún trago amargo.

En resumen, UNIDAD. Eso que no significa pensar igual, que no implica estar de acuerdo en todo momento, pero que si requiere de una madurez política y social que una vez alcanzada nos permitirá tener el piso suficiente para enfrentar un cambio de gobierno, el retorno a la senda democrática y no una sucesión de hechos desafortunados.


@rafbello.
rafbello@gmail.com

sábado, 21 de septiembre de 2013

Un país de "ranas hervidas"

Muchos de ustedes conocerán la parábola de la rana hervida, pero me permitiré refrescarla para quienes no la conocen. Se trata de un experimento muy sencillo: si usted mete una rana en una olla con agua hirviendo, la rana saltará inmediatamente; si por el contrario, lo hace en una olla con agua fría, esta se quedará cómodamente y usted podrá ir aumentando la temperatura del agua poco a poco hasta que hierva, pasado unos minutos la rana morirá sin darse cuenta.

Esta parábola refleja nuestra situación como país; con un promedio de 100 muertes semanales, una inflación que supera el 30%, un clima de inestabilidad política constante, un sector empresarial deteriorado y sin posibilidad de generar empleos, unos niveles de escasez inimaginables, con el secuestro de las instituciones y un sistema electoral que hace el mejor esfuerzo para hacerle sentir a sus ciudadanos que su expresión es tergiversada en el camino. Con esa descripción, cualquier país estaría a punto de un colapso social, con gente colmando las calles con protestas y los ojos del mundo volteados hacia su situación.

Pero en nuestro caso la reacción es distinta. La pasividad, la indiferencia y el oportunismo han hecho que volteemos la cara, cerremos los ojos o nos pongamos lentes oscuros para disfrazar nuestra realidad y evadir la responsabilidad que tenemos como ciudadanos. Entender que el presente de este país depende de nosotros y no del próximo proceso electoral es sin duda un paso que debemos dar, lo más rápido posible, si es que queremos detener nuestro descenso frenético en este abismo. Nos tocará entender que ya no seremos rescatados por el imperio, que construir una opción que aglutine una mayoría no será posible si seguimos viéndonos el ombligo, defendiendo nuestros miopes intereses personales... En fin, si seguimos haciendo lo mismo.

En poco menos de 3 meses estaremos nuevamente frente a las urnas y al parecer, hemos estado cómodamente flotando en una olla con agua fría mientras el gobierno le sube la temperatura y nosotros sencillamente nos acostumbramos. Todo apunta a que muy pronto herviremos, si no es que ya lo hicimos. Muy triste, pero nos estamos convirtiendo en un país de "ranas hervidas".

RBR

martes, 3 de septiembre de 2013

Tenemos la Patria como excusa

Después de más de 5 meses sin escribir, retomo esta pasión / disciplina que voluntariamente había dejado a un lado. A diferencia de los grandes escritores o de aquellos que lo hacen con fines comerciales, lo que comparto con ustedes son reflexiones muy personales de cómo veo el país y la sociedad que en conjunto construimos (o destruimos) y creo que pasé un largo periodo con los lentes empañados y la visión nublada. No creo que el panorama haya cambiado mucho desde ese entonces, pero descubrí que compartir con ustedes me hace renovar mi fe por este país. 

Con mucho descaro y luego de 5 meses de ausencia, me permito compartir nuevamente mi artículo de esta semana. espero puedan leerlo y compartirlo.

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Generalmente, cuando una persona muere intentamos inventariar su trascendencia listando algunas cosas que solemos llamar "legado". Muchos hablamos de las obras y otros tantos empiezan a mitificar al que ya no está, confiriéndole algunas cualidades místicas que pocos conocieron, pero que le dan un toque personal al recuerdo que cada uno de nosotros guarda sobre un ser en particular.

En este sentido, sobre el legado del difunto Presidente Chávez se ha hablado hasta el cansancio y en concordancia con su estilo será algo de lo que se hablará mucho y por mucho tiempo más. Quienes siempre lo adversamos coincidimos en algunos puntos (disculpen los extremistas que no se sientan incluidos): nos hizo voltear la cara a los más necesitados y sumar a nuestro discurso un componente social como pieza fundamental para poder ser escuchados; también diremos que nos dejó un país con la soberanía y la dignidad endeudadas, un historial de muertes propio de una guerra y un sucesor que parece sacado de un circo, una caja de cereal o el lugar más insólito que su imaginación le permita recrear.

Para los seguidores del difunto Presidente, hablar sobre el legado que dejó su comandante eterno es considerablemente más sencillo. ¡Chávez nos dejó una Patria! Así, a secas. Ideal para que usted le ponga el apellido que quiera, la bandera que le guste y sobre todo, para que sus ineficientes sucesores la utilicen como excusa para disimular cualquier insolencia que se les ocurra.

Ahora bien, que a usted no le alcance el sueldo para hacer mercado, que maten a uno de sus familiares por quitarle un par de zapatos, que le roben el pelo mientras camina por alguna calle del país, que la inflación se perfile por encima de 35% al cierre del año, que saquen diputados de la Asamblea Nacional, que le toque presenciar como en cadena de radio y televisión unos diputados profesan su repudio a la diversidad sexual como si se tratase de una enfermedad, que lo tengan que evacuar porque a PDVSA no le funcionan los pararrayos o que sea uno de los desafortunados habitantes de los 14 estados donde hubo un apagón generalizado; es tan sólo una parte de lo que se debe calar por estar en esta tierra prometida, en esta Patria que el comandante eterno nos dejó como legado. Y fíjese usted, más allá de lo que hubiera imaginado cualquier fanático de la ciencia ficción, estas calamidades nos tocan a todos por igual, seamos o no seguidores del difunto presidente. ¡Qué raro que no usó sus poderes míticos para hacernos pasar estas torturas sólo a quienes lo adversamos! Creo que fue la única vez que se comportó como un legítimo socialista.   

Al mejor estilo de libro de autoayuda le recomiendo que respire profundo, cuente hasta 10 y se diga a usted mismo: ¡no sólo de pan vive el hombre! Hay algunos afortunados que vivimos de Patria.

RBR

lunes, 1 de abril de 2013

La esperanza está en votar

Esa sensación recurrente y a veces incomprensible que nos obliga a pensar que el mundo se puede acabar en cada proceso electoral, ha hecho que vivamos el domingo de elecciones como la antesala del Apocalipsis y los días previos como un via crucis inevitable hacia un despeñadero. Ese juego perverso hace que nuestro sueño de vivir en una Venezuela mejor, más allá de convertirse en el motor que impulse nuestras ganas de cambiar, lo percibamos sólo como ese amor platónico que seguro tuvimos de jóvenes: algo hermoso, pero inalcanzable.

Así vivimos nuestras elecciones y en 14 años de una política electorera sin igual, creo que el daño que nos hemos hecho como colectivo tiene tantas consecuencias que nos hace pensar que puede ser irreparable. Cerrar las cicatrices y curar bien las heridas tardará un bien tiempo, pero es un proceso que debemos emprender más temprano que tarde. Este 14 de abril se nos convoca nuevamente a las urnas, una elección que sabíamos que llegaría en cualquier momento, pero como siempre, no en el momento indicado. Nos sentimos poco preparados, vemos como el abuso se ha materializado como nunca y sin vergüenza alguna, el tiempo que siempre nos queda corto es hoy infinitamente más corto y la gente... La gente no ha logrado superar la frustración de ese octubre donde el esfuerzo por tener esa Venezuela que no terminamos de lograr, se vio bruscamente disminuido por le decisión aplastante del continuismo.

Hoy se nos presenta una nueva oportunidad y la esperanza está en votar. Como hemos visto, es público y notorio que Maduro nos es Chávez, no está en capacidad de calzar sus zapatos y eso hasta sus propios seguidores han venido observándolo en actos públicos a medio llenar y en sus discursos sin carisma y contenido. Hay una posibilidad latente que el chavismo se desmovilice en esta elección y esto no es tan sólo un argumento emocional desde la subjetividad propia de quien opina, es algo real y estadísticamente demostrado. Durante los 14 años de la revolución con Chávez presente, en los procesos donde no participó el presidente, se redujo el voto chavista en un 30% promedio. Si esta tendencia se repite (puesto que Chávez no está presente) y si quienes votaron el 7 de octubre deciden volver a participar masivamente, la elección está virtualmente ganada.

Creo que Henrique Capriles una vez más ha acertado en la estrategia, está intentando desmontar la farsa que le quieren vender al chavismo cuando dicen que Maduro es Chávez y en paralelo está dando un discurso que deja en evidencia las falla de la revolución y le pone nombre y apellido a los responsables, algo que para el 7 de octubre era inviable hacer si queríamos conquistar el voto chavista.

Debemos votar, pero también debemos hacer la cosas bien y aplicar las estrategias adecuadas el día de la elección. Esperemos que el Comando Simón Bolívar no bote una oportunidad de oro.

RBR

domingo, 17 de marzo de 2013

Ahora que nos gobierna el entorno

El presidente Chávez creó, casi desde su llegada al poder, un culto personal que le permitió anclare en la silla presidencial durante 14 años porque una enfermedad le impidió que fueran al menos 20. Con un gobierno que ha recibido una cantidad de recursos inimaginables, provenientes de la actividad petrolera, las obras y avances del país reflejan poco, por no decir nada, la inversión de ese dinero en tierras venezolanas.

Desde un principio fue criticado por su ineficiencia y mala gestión, pero el aura que lo protegía, ese fanatismo que envuelve a sus seguidores, nos respondía con convicción que no era su culpa, que él era un hombre bueno, pero su entorno estaba plagado de incompetentes, ineficientes, corruptos... Gente que no permitía que la revolución avanzara como lo quería el presidente. Incluso, podemos recordar las tantas veces que en cadena nacional, el presidente regañaba a su equipo por no cumplir con sus compromisos.

En este sentido, al pueblo chavista se le presenta un gran dilema. Ese entorno corrupto, incompetente, ineficiente y por qué no, aburguesado, es el que toma hoy las riendas del país, de forma arbitraria y mostrando al mundo su capacidad de instrumentar todos los poderes del estado con la única finalidad de perpetuarse en el poder. Desde el 8 de diciembre, fecha en la que el presidente Chávez se dirigió por última vez al país, Nicolás Maduro ha hecho las veces de presidente encargado y hemos visto como "ese entorno" ha perfilado lo que puede ser un gobierno bajo su mando. En tan sólo 100 días devaluaron la moneda un 46,5%, permitieron que la escasez alcanzara un 20%, que la inflación siguiera su camino ascendente, no han logrado controlar la gran cantidad de muertes violentas que se producen diariamente y se atrevieron a jugar con los sentimientos de muchos venezolanos asegurando la recuperación constante del presidente, cuando desde un principio sabían que eso no era posible.

Así es el entorno que hoy, haciéndose llamar los "hijos de Chávez", le piden al pueblo su voto para aventurarse a gobernar nuestro país. Así, usando como su única credencial haber sido fieles al presidente. Osando hablar de inseguridad y de sus estrategias para resolver este problema cuando en 14 años han hecho más de 15 planes de seguridad y todos han fracasado. Esa es, estimados lectores, la mejor oferta que pueden hacerle al país, un candidato homofóbico, aburrido, que carece del carisma que intenta imitar y que utiliza morbosamente la imagen del difunto presidente Chávez para hacer su campaña, porque sabe que no tiene nada mejor que ofrecer.

Ahora que nos gobierna el entorno, me pregunto qué dirán los que siempre nos decian que no era culpa de Chávez, ¿se atreverán a darle su voto?. Estoy convencido que esta oportunidad que se nos presenta el 14 de abril, no podemos desaprovecharla. Debemos salir a votar, convencidos que tenemos un líder con un equipo y propuestas que nos permitirán caminar hacia el progreso a todos los venezolanos, sin importar como piensen. La decisión está, como siempre, en nuestras manos.

RBR

sábado, 9 de marzo de 2013

Entendámoslo, ¡hay chavismo sin Chávez!

Desde que Manuel Caballero empezó a esbozar sus ideas sobre el "chavismo sin Chávez" es mucho lo que se ha hablado al respecto. De todas las teorías y especulaciones que se han hecho, no logro recordar alguna que planteara el escenario de la desaparición física del presidente, luego de la noticia que recibimos el 5 de marzo, es inminente hacer este análisis.

Chávez murió. Desde que se presumía que esta noticia llegaría tarde o temprano, siempre quise que ese momento me tomara en mi casa para no tener que presenciar el colapso de las calles caraqueñas. Evidentemente no fue así. Me tocó salir de mi trabajo en plena hora del anuncio y ahora agradezco haber tenido la oportunidad de ver, de cerca, a la gente que pasaba a mi alrededor en ese momento. No olvidaré la cara de un señor, de unos 70 años, vestido con un sombrero y una guayabera blanca, que iba caminando con los ojos llorosos, la mirada perdida y dando golpes al aire en señal de evidente sufrimiento. Ese día, en el mismísimo este caraqueño, comprobé que el chavismo sin Chávez existe y es mucho más fuerte de lo que creemos. No es una ideología, es un culto, un sentimiento que está enraizado en el corazón de mucha gente, no sé si son 8 millones, pero en todo caso los números poco importan. Más tarde, escuché a una señora decir que era chavista y que sus nietos también lo serían, porque ella se encargaría de contarle "quién fue el líder que nos devolvió la independencia". De eso se trata el chavismo sin Chávez, aunque nos cueste entenderlo.

Entendámoslo, hay chavismo sin Chávez y está presente en el pueblo que fue a darle su último adiós, en las lágrimas de miles de hombres y mujeres que desconsolados lloran por la partida del presidente, en las misiones que funcionaron y en las que no, en el mandato de no hacer política sin pensar en los más desposeídos; pero también, el chavismo sin Chávez es la división que nos consume, esa que no se acaba de la noche a la mañana; el haber separado a familias enteras, las más de 150 mil muertes violentas durante su mandato, los presos políticos, haber embargado nuestro futuro, haber destruido nuestra economía, todo eso es parte del legado de Chávez.

Nunca pensé que diría esto, pero aún cuando para muchos, Chávez no sea un buen recuerdo, creo que no podremos olvidarlo. Chávez debe ser nuestro punto de partida para hacer las cosas bien, para recordar cuán bajo caímos y cuánto daño se le puede hacer a un país enfrentando a sus habitantes; debemos recordar lo que se siente ser oprimido cuando piensas diferente, para nunca caer en la tentación de silenciar las voces que nos adversan; debemos recordar que ningún gobierno podrá funcionar en este país si no vuelca su mirada y sus acciones hacia el beneficio de los más pobres; no podremos olvidarlo porque siempre estará presente en las miles de personas que nos hemos resistido a escuchar y que nos tocará hacerlo si queremos promover un cambio en el país, porque siento que la lección fue clara: para lograrlo, necesitamos a todos.

Se abre una oportunidad para apostar a un futuro que debemos construir buscando paz y reconciliación. Una transición, que como siempre, será un trago amargo que debemos tomar. El chavismo seguirá y no en las manos de Maduro o Diosdado, sino en la gente que así lo siente, pero el país destrozado y dividido también sigue y es ahí donde debemos centrar nuestros esfuerzos.

RBR