Muchos deben recordar las nefastas declaraciones de Jacqueline Faría cuando afirmaba que su nombramiento -a dedo- como Jefa de Gobierno del Distrito Capital, era una loable obra del presidente Chávez, quien había decidido destinar uno de sus dedos a la ciudad capital.
Algo similar pasó en Carabobo. En la reciente concentración del candidato a la reelección presidencial en esta entidad, un grupo de simpatizantes coreaban el nombre de quien quisieran que fuera el candidato del oficialismo para la gobernación de ese estado. Se trata de Rafael Lacava, alcalde de Puerto Cabello, que al parecer es quien aglutina a la base del PSUV en Carabobo. Sin embargo, frente a esta exigencia popular, el candidato a la reelección respondió de una forma contundente imponiendo a la persona de su preferencia. Hay otro dedo de Chávez que tiene nombre y apellido, en este caso hablamos de Francisco Ameliach, quien de forma arbitraria y desconociendo el "clamor popular", fue impuesto como candidato a gobernador en este estado.
Probablemente de los incontables errores que el chavismo ha cometido en esta campaña, este sea uno de los más trascendentales. Desde mi punto de vista hay 3 aristas importantes en este caso. En primer lugar, el mensaje hacia la militancia y los indecisos, donde se deja claro que esta "revolución" está encabezada por un caudillo pretencioso al que poco le importa lo que piense su gente. Un segundo aspecto a considerar, es el factor desmovilizador que puede generar esta imposición. El "efecto Lacava" puede representar una merma considerable de votantes por la opción del chavismo en Carabobo. Por último y no por ello menos importante, hay un factor al cual la oposición debe sacarle provecho, que es la impactante comparativa que se puede hacer entre ambas propuestas: en un caso se desconoce a las bases y se imponen candidatos y en el otro proyecto se hacen elecciones primarias para que sean las bases las que decidan. El ejemplo de lo ocurrido el 12 de febrero es una cátedra democrática que pueden dictarle los opositores a los representantes de este gobierno.
La oposición transita un camino empinado hacia la victoria el 7 de octubre, pero lo hace con pasos certeros y consecuentes, por su parte, el candidato a la reelección ha fallado sorteando los últimos obstáculos que se le han presentado en el camino. Sólo queda que lo electores se expresen.
RBR
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