Le dirijo esta carta a la Presidencia que tenemos y a la que muchos soñamos tener.
Estimado Equipo Presidencial,
Son varias las veces en las que la fuerza de la naturaleza nos ha golpeado sin parar, muchas otras, ha sido el látigo de gobiernos ineficientes que aunque con muchos recursos, se han hecho la vista gorda y han dejado que la sombra de la pobreza y la desidia nos arrope. Coincido con aquellos que piensan que es hora de actuar sin resentimientos y dar un paso al frente hacia la reconstrucción del país. Sin embargo, no debemos dejar de señalar las fallas y sumar propuestas que nos permitan buscarle solución, debemos darnos cuenta que no son las cifras las que hablan por sí solas, nos equivocamos, las que hablan por sí solas, son las imágenes; habla la señora que perdió su vivienda (la que un día le prometieron que sería digna y la que hoy es sólo un montón de escombros), hablan los que perdieron sus tierras cultivadas y productivas por el yugo expropiador, hablan aquellos que hoy duermen en escuelas o refugios con la esperanza (o la desesperanza) de recibir un hogar digno, hablan aquellos que a diario pierden a un familiar a causa de la inseguridad, hablan los que han sido privados de sus derechos por disentir, habla una juventud que le ha dado la bienvenida a la lucha no violenta como método para reclamar y defender los derechos de todos, lo dice una solidaridad infinita de un pueblo que se niega a enfrentarse aún cuando la estrategia política ha sido precisamente esa.
Le escribo a la presidencia que tenemos para que reflexione sobre el trabajo que ha hecho (o dejado de hacer) en estos años, sobre las promesas incumplidas, sobre el resentimiento y el odio que ha sembrado en el país. Le escribo también al equipo que sueño, a ese donde los liderazgo jóvenes y preparados se unen y le dan la cara al país con acciones, con propuestas cercanas y concretas, con un plan de país que sea verdaderamente incluyente y busque generar progreso para todos, un equipo que deje de lado las ideologías y resentimientos; gente que se arremanguen las camisas para trabajar por la Venezuela que soñamos. Un equipo que reconoce en el bando contrario los liderazgos positivos y los invitan a trabajar. Una presidencia que entienda que hacemos falta e importamos TODOS POR IGUAL.
Venezuela merece un equipo como ustedes, como nosotros, de gente capaz y comprometida, gente que trabaja sin mayor interés que el de poder darle a sus hijos y a los nuestros, el mejor país del mundo.
Hagamos posible la Venezuela que soñamos. Soñemos con el cambio y trabajemos sin descanso hasta lograrlo.
RBR
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