La lista de jóvenes postulados a la Asamblea Nacional sigue creciendo, en las últimas semanas hemos escuchado varios nombres que se nos hacían conocidos de la otrora época de marchas multitudinarias, con manos blancas, consignas sinceras y discursos llenos de valores e ideales. Ahora bien, más allá de comprender la necesidad de asumir el reto que significa pertenecer a la generación en la que la inmensa mayoría de los venezolanos tiene puestas sus esperanzas, ser candidato a la Asamblea Nacional y sobre todo, en este período en particular, requiere mucho más que un espíritu joven y una cara conocida.
Ser candidato a este importante órgano requiere, a mi muy humilde criterio, de varios aspectos, entre ellos: preparación, tanto académica como política para enfrentarse con base a las diferentes situaciones a las que estarán expuestos; propuestas legislativas fundamentadas en la construcción y el desarrollo de un marco legal incluyente y beneficioso para todos y no una simple y superficial propuesta que contemple la derogación de cuanta ley haya sido aprobada por la gestión anterior; conocer la realidad de su circuito y de las zonas aledañas que influyan en él, más allá de lo que se ve en los volanteos y en la recolección de firmas; se necesitan candidatos que apuesten a la unidad, sí, esa misma que se menciona siempre, pero que tanta falta nos hace y que no logramos concretar, entre otras cosas por falta de madurez política; tolerancia y disposición al diálogo honesto y constructivo; y finalmente un equipo multidisciplinario que permita al candidato tener varios puntos de vista sobre un mismo problema. En fin, más que creer que se es capaz, es necesario demostrarlo.
La juventud no puede ser nuestra única carta de presentación. Nuestra participación política debe ir acompañada de propuestas, y no cualquiera de ellas, sino las mejores. Debemos ser capaces de representar a la generación que nos ha apoyado siempre y que es la mayoría en el país, pero no creamos, ni intentemos hacer creer, que por haber salido de sus filas ya podemos afirmar que estamos apoyados por el Movimiento Estudiantil. Para eso se debe tener la seguridad de que cada estudiante de este país apoya sus candidaturas, cosa que estoy seguro, no es así.
Amigos, les escribo a ustedes con los que compartí espacios desde la trinchera estudiantil, el reto que decidieron afrontar, no es tarea sencilla y me imagino que lo saben, los felicito, pero los invito a aclarar y reconocer que es distinto ser apoyados por dirigentes y ex dirigentes estudiantiles, que por un movimiento que nos concentra a tantos. Aprovechemos esta oportunidad para diferenciarnos de liderazgos oxidados y de costumbres que deben ser olvidadas en la forma de hacer política que le proponemos al país.
RBR.
1 comentario:
Hola, Rafael, mi aliento ya que no puedo ofrecerte mi voto...
Te voy a dejar un enlace que parece no tener nada que ver con el tema; pero yo le encuentro un gran paralelismo, sobre todo con tu exhorto final del post: http://bit.ly/9pKwxY.
Tu le hablas a los actores (representa la oferta, al igual que tú); igual que sucede con la MUD y se están olvidando del mercado (los venezolanos) y del producto; si bien la calidad y homogeneidad del producto no varía, si lo hace la presentación; la cual es reflejo del nicho de mercado al cual va a satisfacer. Y eso amigo mio, no se hace de la noche a la mañana; pienso que la tardanza en hacer estas definiciones puede matar las aspiraciones de éxito del producto (mayoría en la AN).
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