Al más puro estilo de la cantante colombiana Shakia, en sus inicios, me pregunto: ¿donde están los ladrones?.
Mas allá de tener que afrontar una inversión en un teléfono nuevo, lo cual no estaba presupuestado, es tener que pasar por el trago amargo de saber que hoy una persona disfruta de un bien por el que no trabajó y que probablemente no merecía. Así como el tener que aceptar que una persona tenga acceso a información privada que dejando a un lado cualquier suposición sobre lo desestabilizadora o no que pueda ser, es sencillamente privada y específicamente de mi propiedad.
Éste tipo de cosas más allá de darme razones para dejar mi país, me dan la fuerza y convicción para quedarme acá trabajando fuertemente para solucionar este tipo de situaciones y ofrecerle a los enezolanos una verdadera calidad de vida.
No le regalo mi país a la inseguridad, a la desidia, a la ineficiecia.
RB.
PD: En el teléfono estaban mis 2 próximos artículos, trataré de reeditarlos lo antes posible.
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