viernes, 11 de marzo de 2011

Un país de egoístas

Recién terminamos la temporada de carnavales y aunque las autoridades dan un reporte positivo con respecto al número de accidentes viales, la realidad que se esconde tras el turismo en Venezuela, es deprimente. Según cifras oficiales, más de 17 millones de “temporadistas” tuvimos la oportunidad de movilizarnos y disfrutar de los carnavales en un sitio distinto a nuestra ciudad de residencia, sin embargo, no pretendo hacer un resumen de la data emanada por los organismos oficiales, más bien, quisiera compartir con ustedes un poco de lo que observé en estas fechas. 

Venezuela poco a poco se ha ido llenando de turistas que hacen vida en su propio país, de gente y no de ciudadanos, en fin, se ha llenado de egoístas. Egoístas como aquellos que pretenden llegar de primeros a su destino valiéndose del hombrillo para lograr su acometida. Egoístas que destruyen el paisaje que disfrutaron para que nadie más pueda disfrutarlo (incluso sus hijos, familiares y amigos). Egoístas los que llegan a una playa y deciden que todos los que estamos en ella queremos escuchar su música y la ponen al volumen más alto. Egoístas los que conducen bajo los efectos del alcohol sin importar el daño que pueden ocasionar a quiénes lo rodean. Egoístas los que detienen el tráfico y generan un colapso de las vías porque les provocó comerse una empanada o comprar una bolsa de hielo y para ello se estacionan en lugar que mejor les parezca. 

Siempre se ha dicho que tenemos un país con un enorme potencial para el desarrollo del turismo, que contamos con paisajes maravillosos, capaces de cautivar a extranjeros y propios, pero que no hemos podido sacarle provecho por falta de inversión. Sin duda alguna la falta de inversión es vital y es por ello que la infraestructura en muchos de esos sitios paradisíacos deja mucho que desear, pero también es cierto que de forma egoísta e irresponsable somos los mismos venezolanos los que estamos acabando con ese potencial, destrozando a nuestro paso cada uno de esos sitios, transformando maravillas naturales en desastrosos sumideros de basura. 

Definitivamente, confieso con profunda decepción, que distamos mucho de ser un país de avanzada y la culpa no es sólo de los gobernantes, sino de todos los que hacemos vida en este país. Es hora de cambiar, de entender que “echar pa’ lante” depende de cada uno de nosotros y que si todos lo hacemos, Venezuela también lo hará.

RBR

2 comentarios:

Creer ES Poder dijo...

Como te escribo en el Universal y también en mi blog http://bit.ly/ihlyag, estoy de acuerdo con tu análisi; pero siento que podemos hacer mucho más por Nuestro País; sin importar Cuanto somos. Sólo debemos Ponernos de Acuerdo en un Plan de Acción. Los que Somos, con lo que Tenemos a Mano: SI PODEMOS

Rafael Bello dijo...

Antonio, muchas gracias por tu comentario. Recién hoy tengo chance de responderlo. Coincido contigo, claro que podemos, pero debemos querer primero. Un abrazo.