Es común en ti culpar a otros de lo que te pasa, pero esta vez es poco probable que lo hagas. Aquí la culpa es toda tuya, así como la responsabilidad de lo que está pasando, porque aunque te cueste entenderlo, fuiste tú quien no hizo los ajustes a tiempo, ni tomaste las decisiones correctas para no llegar hasta este punto. No es como lo piensan vender los tuyos, que dicen que tu enfermedad es por haberte dedicado a trabajar por los pobres. Eso es una bajeza y una bofetada a tus seguidores.
La realidad hoy se impone y aunque nos maquillen la poca información a la que tenemos acceso o sencillamente no informen nada, sabemos que las cosas no están bien. Porque de estarlo, no existirían las dudas; porque si algo saben hacer bien, es aclarar lo que les conviene.
Ahora tu vida se debate entre rumor y rumor, entre el continuo ajetreo de una sociedad neuróticamente politizada y dependiente de tu presencia, porque aunque esto sea religión para muchos, a otros tantos nos toca bajar la cabeza y asentir que nos hemos acostumbrado a verte siempre, a escuchar tus barbaridades y a no dejar ni el mínimo espacio de encuentro social sin sentir la imperiosa necesidad de hablar de ti. Te convertiste en ese círculo vicioso, en una centrífuga de la que pocas veces logramos salir.
Eso eres, Presidente. Dejaste de ser el héroe de la revolución, el líder máximo de la región… para convertirte en un caudillo más, trasnochado y ahora invisible. En la palanca que impulsa al “Presidente sin votos” a una campaña para sucederte. Te convertiste en un rumor recurrente.
Quisiera decirte algo, esperando que no sea muy tarde. Si alguna vez soñaste genuinamente trabajar por los pobres y por la equidad en Venezuela, debo decir que comenzaste muy bien, pusiste en el tapete la necesidad que tenemos de voltear la cara a una realidad distinta a la que vivimos algunos y eso lo agradezco profundamente y lo hago de verdad porque estoy convencido que la nueva generación política no dudará que ese es el camino correcto. Lo que si te reprocharé siempre es que hayas usado a la gente para hacerte un culto personal, que hayas comprado voluntades como lo hacían aquellos a los que te opusiste y finalmente derrotaste, que hayas regalado nuestro dinero intentando consolidar tu sueño mesiánico de ser el Bolívar del siglo XXI, que hayas vendido nuestra identidad a Cuba y que el resentimiento, la persecución y el odio fueran las herramientas que escogiste para llevar a cabo tu gobierno y ahora el de la mafia que ilegalmente te sucede. Pudiste haber logrado grandes cambios sin hacernos tanto daño como país, hoy tenemos a unos pobres que igual no son atendidos eficientemente, unos ricos queriendo salir del país y unos oportunistas haciéndose ricos, deteriorando aún más nuestra economía.
Deseo sinceramente que si tu situación es reversible, te mejores. Pero quise decirte esto porque todo apunta a que el presente te está quedando corto.
RBR
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario