Hace 11 años, la mayoría de la Junta Directiva de nuestra empresa decidió contratar a un nuevo gerente. Algunos no estaban de acuerdo, pero otros, sin embargo, argumentaban con fuerza y credibilidad la necesidad de dar un cambio radical en la dirección general de la misma. Una vez realizada las elecciones, el nuevo empleado llegó con unos planes muy atractivos y hasta puedo decir que logró captar a un grupo de esos que no apostaban por él en un principio. Los beneficios que prometía en su programa gerencial eran capaces de convencer al más escéptico. En fin, "el nuevo" llegó con todas las de la ley.
Luego de unos años, algunos miembros de la junta directiva no estaban de acuerdo con la gestión del harto mencionado gerente y decidieron evaluar su desempeño. Una vez analizado el caso, se dieron cuenta que el nuevo empleado había empezado a tomar atribuciones que no le competían, quería cambiar las reglas de juego, y lo peor, había hecho todo el trabajo para que la mayoría decidiera apoyarlo. El recién contratado se abrió paso en la empresa, ahora la considera de su propiedad y ha decidido expulsar a la fuerza a quien no esté en consonancia con sus ideas. Ha logrado sembrar el temor entre el resto de los empleados haciéndoles creer que si no están con él, es preferible no estar.
Esta empresa es Venezuela; su junta directiva: los más de 27 millones de venezolanos que hacemos vida en el país; nuestro empleado: Esteban. Nuestra responsabilidad: dejarle claro a cualquier empleado que en nuestra empresa las decisiones son colectivas, que dependen de todos, y que cada quien debe cumplir con lo que se le exige en su puesto.
Ésto es tan sólo una forma sencilla de entender que en nosotros, los ciudadanos, reside el poder intransferible de cumplir y hacer cumplir las reglas del juego, de exigirle a nuestros empleados resultados productivos para la empresa, que nos permitan encaminarnos hacia la senda del progreso.
RBR.
4 comentarios:
Totalmente de acuerdo contigo, Rafael. Ese es un gran objetivo; como nos podemos dar cuenta, no es lo que hoy tenemos. Entonces, toca buscar las maneras, las vías, para llegar a ello. Esa es la agenda que yo quiero ver desplegada en la mesa; esa es la prédica que quiero oir, no para un momento electoral, sino como misión de vida, diria yo.
El espíritu que refleja nuestra Constitución el Pueblo no se lo cree, y mira que las prácticas se lo confirman. Ese es el gran trabajo del Nuevo Liderazgo. Dejando de lado pequeñas susceptibilidades; te invito a leer mis reflexiones en el siguiente post: http://bit.ly/bxizf4
Considero que ya hay grupos suficientes para trabajar en ello, falta minimizar intereses personales y maximizar organización y coordinación (Futuro Presente, Voluntad Popular, Redes Populares, etc.). Vamos a sumar voluntades...
Muy buenas tus analogías, como siempre.
Antonio,muchas gracias por tu comentario. Es así, debemos apostar a liderazgos colectivos y rechazar por todos los medios posibles el personalismo.
Saludos,
Muchas gracias amigo de "todoloquemepasa". Siempre intento escribir analogías para facilitar la comprensión de lo que escribo. Un abrazo.
Saludos,
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